Para la mayoría de los fanáticos de la Fórmula 1, visitar el paddock en Silverstone es solo un sueño. Pero para mí, ¡se hizo realidad! Fue como entrar a otro mundo, un lugar donde el dinero y la fama lo son todo.
Recuerdo cuando era niño y bajaba los domingos por la tarde para encontrar a mi papá pegado al televisor, viendo autos extraños dar vueltas y vueltas en una pista, con Murray Walker comentando con entusiasmo. Al principio, no entendía mucho, pero con el tiempo me fui enganchando.
Me acuerdo de preguntar por John Watson, el único piloto que conocía, y luego desaparecía cuando mi papá me decía que andaba por el décimo lugar. ¡Quería concentrarse!
Pero con los años, me quedaba más tiempo, viendo la historia desarrollarse: la rivalidad entre Ayrton Senna y Alain Prost, las frustraciones de Nigel Mansell. Recuerdo claramente el momento en que el neumático de Mansell explotó en Australia en 1986 y tuvo que luchar para detener el auto, con sus sueños de Campeonato Mundial para Williams hechos trizas.
El ambiente en el paddock era electrizante. Ver a Lando Norris firmando autógrafos en medio de una multitud fue increíble. La energía, la emoción... ¡todo era palpable!
Desde el equipo de Sky F1 con Simon Lazenby, Naomi Schiff y Jenson Button, hasta la invasión de la pista por miles de fans, el Gran Premio Británico fue una experiencia inolvidable. ¡Un mundo aparte, sin duda!
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Si sos fanático de la Fórmula 1, te recomiendo que hagas todo lo posible por vivir un Gran Premio desde adentro. Es una experiencia que te cambiará la perspectiva y te hará apreciar aún más este deporte.
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