Un activista keniano ha denunciado públicamente haber sufrido torturas sexuales durante su detención en Tanzania el mes pasado. Boniface Mwangi, visiblemente afectado, relató a la BBC que se encuentra "luchando por seguir vivo" tras el presunto abuso.
Mwangi explicó que decidió romper el silencio a pesar de la "vergüenza y culpa de ser sodomizado con todo tipo de cosas". Su detención se produjo luego de viajar a Tanzania para mostrar solidaridad con el político opositor Tundu Lissu, también detenido.
En una conferencia de prensa en Nairobi, Kenia, Mwangi describió con detalles impactantes las torturas sufridas: fue desnudado, colgado boca abajo, golpeado en los pies y agredido sexualmente durante su encierro.
La respuesta de las autoridades tanzanas no se hizo esperar. El jefe de policía de Dar es Salaam, Jumanne Muliro, desestimó las acusaciones de Mwangi calificándolas de "opiniones" y "rumores" provenientes de activistas. Muliro instó a Mwangi a presentar una denuncia formal para que se inicie una investigación.
Organizaciones de derechos humanos han expresado su profunda preocupación por estas denuncias. Amnistía Internacional ha exigido a las autoridades tanzanas que investiguen exhaustivamente las acusaciones y que los responsables rindan cuentas por este trato "inhumano". Grupos regionales de defensa de los derechos también han solicitado una investigación independiente.
La denuncia de Mwangi se suma a las crecientes acusaciones contra el gobierno de la presidenta tanzana Samia Suluhu Hassan, al que se le reprocha una creciente represión en el período previo a las elecciones presidenciales y parlamentarias de octubre. La activista ugandesa Agather Atuhaire, quien también estuvo detenida en Tanzania, ya había denunciado haber sido violada durante su detención.
El caso de Boniface Mwangi pone de relieve la preocupante situación de los derechos humanos en Tanzania y exige una investigación exhaustiva y transparente para garantizar que los responsables de estas atroces acciones sean llevados ante la justicia.