Un escándalo sacude el mundo del espectáculo y el deporte. Nicolás Payarola, abogado conocido por representar a figuras como L-Gante y Wanda Nara, ha sido procesado por estafa tras la denuncia del futbolista Gonzalo Montiel, campeón del mundo con la Selección Argentina.
El juez Santiago Carlos Bignone, del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N° 39, ordenó un embargo de 810 millones de pesos sobre los bienes de Payarola. La investigación señala al abogado como el principal responsable de una defraudación cercana a los 700 mil dólares en perjuicio de Montiel, lateral derecho de River Plate y héroe de la Selección Argentina en el Mundial.
Aunque Payarola fue procesado por administración infiel, no se dictó prisión preventiva. La acusación se basa en una supuesta administración irregular de los fondos de Montiel entre marzo y octubre de 2023, cuando Payarola actuaba como su representante legal.
Según la investigación, Payarola habría sido el nexo principal en una serie de maniobras que culminaron en la apropiación de aproximadamente 834.000 dólares pertenecientes al futbolista. La causa avanzó rápidamente en los tribunales federales de Buenos Aires, culminando con el procesamiento y el embargo de los bienes del abogado.
¿Cómo operaba la estafa?
Si bien los detalles específicos de la maniobra aún no se han divulgado por completo, se presume que Payarola aprovechó el desconocimiento financiero de Montiel para realizar operaciones irregulares con sus fondos. La investigación continúa en curso para determinar el alcance total de la estafa y la posible participación de otros implicados.
Consecuencias para Payarola y sus clientes
Este escándalo no solo afecta la reputación de Nicolás Payarola, sino que también podría tener repercusiones para sus otros clientes famosos. La confianza en su profesionalismo se ha visto seriamente comprometida, y es probable que algunos de ellos reconsideren su representación legal.
La justicia deberá determinar la culpabilidad de Payarola y establecer las sanciones correspondientes. Mientras tanto, el caso sirve como un recordatorio de la importancia de la transparencia y la ética en la gestión de los recursos financieros, especialmente para aquellos que confían en profesionales para administrar su patrimonio.