Más de 140 alumnos de quinto año del Colegio Universitario Santa María, ubicado en Godoy Cruz, Mendoza, enfrentan severas consecuencias tras un festejo descontrolado del "Último Último Día" (UUD). Los incidentes, que incluyeron destrozos en las instalaciones y faltas de respeto al personal directivo, llevaron a la institución a tomar medidas disciplinarias drásticas: todos los estudiantes involucrados quedaron libres y deberán rendir todas las materias en febrero.
La decisión del colegio ha generado controversia y malestar entre padres y alumnos. El pasado 27 de noviembre, lo que debía ser una celebración tradicional terminó en daños materiales, alteración de trabajos académicos, desobediencia a las autoridades y hasta insultos, según informó la Universidad Champagnat, institución a la que pertenece el colegio.
La respuesta del colegio fue contundente. A través de un comunicado oficial, la institución anunció la aplicación de 20 amonestaciones a cada uno de los alumnos implicados. Sin embargo, existe una posibilidad de reducir la sanción a 14 amonestaciones, siempre y cuando los estudiantes participen y completen satisfactoriamente un "Plan de Trabajo de Reparación y Recapacitación Escolar" programado del 12 al 18 de diciembre. Aquellos alumnos que ya contaban con más de cinco amonestaciones previas no podrán acceder a esta reducción.
Padres de los alumnos sancionados se manifestaron frente al colegio, argumentando que la medida es excesiva y no individualiza las responsabilidades. Reconocen los daños causados, pero solicitan una revisión de las sanciones, considerando que las 20 amonestaciones son desproporcionadas y afectan a estudiantes con buen rendimiento académico.
La Universidad Champagnat defendió su postura, argumentando que la decisión se tomó tras evaluar los daños, el incumplimiento de las normas y las ofensas a las autoridades. La institución busca, a través del plan de trabajo, fomentar la reflexión y la reparación de los daños causados.
La situación en el Colegio Santa María sigue generando debate y pone de manifiesto la problemática de los festejos descontrolados de fin de curso y las medidas disciplinarias que deben tomar las instituciones educativas. El futuro académico de estos 140 alumnos pende de un hilo, mientras padres y autoridades buscan una solución que satisfaga a todas las partes.
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