Cada año, la provincia de Salta se transforma en un crisol de fe y devoción con la llegada de miles de peregrinos que caminan kilómetros para rendir homenaje al Señor y la Virgen del Milagro. Este 2025 no fue la excepción, con más de 12 mil peregrinos provenientes de los Valles Calchaquíes y otras regiones, siendo recibidos con alegría por el gobernador Gustavo Sáenz.
Una Tradición Centenaria de Fe y Esperanza
La peregrinación, que partió desde Cachi hace cinco días, recorrió más de 160 kilómetros hasta llegar a la Catedral Basílica de Salta. Los peregrinos, provenientes de localidades como Payogasta, La Poma, Chicoana y Escoipe, demostraron su fe inquebrantable a través de cantos, rezos y el esfuerzo físico del recorrido.
El gobernador Sáenz, al dar la bienvenida a los peregrinos, destacó la importancia de este evento como una muestra de "amor, fe y esperanza". Subrayó la necesidad de que el Señor y la Virgen del Milagro protejan al pueblo argentino en estos tiempos.
Orígenes de la Devoción
La devoción al Señor y la Virgen del Milagro se remonta a 1592, cuando dos imágenes fueron encontradas flotando en el puerto del Callao, Perú. Estas imágenes, un Cristo crucificado y una Virgen, fueron trasladadas a Salta, donde se convirtieron en símbolos de protección y unidad para la comunidad.
Un terremoto en 1692 consolidó la devoción, cuando la imagen de la Virgen cayó del altar y permaneció de pie. El cese de los temblores tras la procesión del Cristo por las calles de Salta fue interpretado como un milagro, dando origen a la tradición anual.
Un Ejemplo de Solidaridad y Amor al Prójimo
La peregrinación no solo es un acto de fe, sino también una muestra de solidaridad y amor al prójimo. Los peregrinos reciben alimentos y apoyo de las comunidades que atraviesan, y a su vez, comparten donaciones con los más necesitados. Esta combinación de fe y ayuda comunitaria refuerza los lazos entre los pueblos y fortalece el espíritu de la festividad.
La Fiesta del Milagro en Salta es, sin duda, una de las expresiones más profundas de la religiosidad popular del norte argentino, un evento que trasciende generaciones y que sigue siendo el corazón espiritual del pueblo salteño.